Los ángeles son maravillosa e infinitamente creativos y divertidos a la hora de entregarnos su guía. Una muestra es que últimamente, he estado recibiendo muchos de sus mensajes en términos cinematográficos. Y es que realmente, la vida de cada uno es su propia película, su aventura individual. Recuerda que el universo reconoce tu existencia y tu poder de creación. Tú y todo lo que te rodea son expresiones y extensiones del mismo Dios. Creas con todo lo que piensas, dices, sientes y haces. ¿Eres consciente de ello?
El presente y lo que has vivido hasta hoy es una proyección de lo que concibes a partir de tus pensamientos. Así que, un primer paso es liberar tu mente y despertar tu conciencia comprendiendo que eres el co-director, co-libretista y protagonista de tu vida, de manera que si no te gusta lo que hasta ahora ha sucedido o la manera como se ha desarrollado, no hay porque seguir igual. Tienes la potestad para darle un giro a tu historia. Eres un ser por esencia creativo, libre y capaz de manifestar cualquier condición en tu vida. De hecho, es uno de tus mayores dones: posees la libertad para desde el amor transformar tu guión.
Este libreto inicialmente diseñado por el Padre, es perfecto para cada uno de nosotros, sus amados hijos. En palabras sencillas, Dios nos entrega el “qué” de las lecciones a aprender y nosotros vamos elaborando el “cómo”. Nuestra tarea entonces es alinear nuestra voluntad con Su Voluntad y evolucionar constantemente. Dos ayudantes celestiales magníficos para este fin: los arcángeles Gabriel y Jeremiel.
Permítete renacer y morir cada día, generando cada vez una mejor versión de ti mismo. Tus ángeles te aman y apoyan, sabes que puedes contar con ellos en todo sentido. Pídeles que te asistan, visualiza que literalmente te entregan una pluma bendecida para escribir tus experiencias y que cada vez que requieras inspiración, los puedes buscar de nuevo para que la carguen con una nueva tinta del color y el matiz que tu argumento precise.
De vez en cuando, desapégate del papel protagónico y siéntete como un extra en tu película, observa sin enjuiciar. Tu propósito no es el de impresionar a nadie, solo crecer y trascender. Pide a tus ángeles de la guarda que te conecten con la Fuente Infinita de conocimiento y da tu consentimiento para que te ayuden a desaprender lo que creías saber, para que tus viejos esquemas no te dicten tus escenas ni gobiernen tu trama.
Pero por sobretodo se tú mismo, elije tus propios argumentos, escucha tu guía interna, honra las elecciones que haces a cada momento, ámate, no repitas las habladurías de los demás, opta por no entrometerte en sus dramas, reconoce tu propio camino, piensa y actúa desde el amor. Y aquí viene la primera pregunta, si te fueran a nominar a los Oscar de la Academia, ¿cuál sería tu categoría? En qué áreas te estás desempeñando a conciencia? ¿En cuáles estás frecuentemente tropezando?
La segunda pregunta es, ¿quién o quienes están actuando en tu película? O, ¿A qué personas les estás dando las representaciones estelares? Nada ni nadie es indispensable. Existen miles de individuos para relacionarte, personajes llegan y se van de tu obra, pero el amor por ti, debe ser constante. Tú eres tu prioridad, tu creas tu propia producción. Observa en silencio a los personajes secundarios. ¿Qué te están aportando? Si están representando un rol más allá de tus límites, honra y bendice su singularidad pero recupera tu energía. Ningún otro ser humano tiene poder sobre ti a menos que tú se lo concedas.
Profundiza, incrementa tus posibilidades y explora las opciones que se te presenten. Como siempre, no te tomes nada personal. Con madurez y confianza en Dios, maneja los imprevistos y contrariedades de tu proyecto de vida: problemas con el mal tiempo, presupuesto, renuncia o cambio de actores y locaciones, demoras, críticas, etc.
Llega un momento en que ya no deseas más defender tu posición ni tu punto de vista y empiezas a amar a los demás de la manera que realmente son, amas las lecciones y el puesto que cumplen en tu película y ¿sabes qué hallas? la paz y la armonía en tu ser. Agradece la presencia de tus actores cercanos, los invitados, los que te aman, da las gracias también a los que ya no están y hasta a los villanos entendiendo que tu mismo les asignaste su función. A esas otras personas, aunque no sean conscientes, tu también les enseñaste algo.
Estas lecciones con ángeles son invitaciones a apoyarte en tus guías celestiales, para escribir las páginas blancas de tu libreto. Estás aprendiendo, borrando y corrigiendo líneas. Si eliges a tus ángeles como tus asistentes en esta y todas tus tareas, escoges al mismo amor de Dios.
Bendiciones de amor y luz.
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